jueves, 17 de diciembre de 2009

Fallidos.

(Lease escuchando "Sorgens Kammer" de Dimmu Borgir)
Cris no soporto mas ese asedio, habia decidido dejarse caer sobre si mismo, autorizarse un poco de necia crueldad. Sabia que luego vendrian las preguntas, las investigaciones, los extraños merodeando con pasos que se pierden en la soledad que nos rodea a cada vuelta de pasillo. Nada de eso sopesaba la pulsion hacia los actos que acababa de determinar.
¿Como iba a permitirle seguir vivo con su estupidez tan a flor de piel? ¿Como iba a dejarlo vivir si, en el fondo, sabia que lo llevaria a un fin certero? Casi lamentaba haberlo vuelto a su naturaleza. Apenado hasta lo enfermizo por no haber advertido como se comportaria en su nueva condicion, apuro sus manos.
Ahi estaba él, tan estupidamente feliz, secando a otro mas vivo reflejo de su ser. A la vista de la luna se dejaba vulnerar estupidamente mientras ellos terminaban de adivinar de donde venia el timido aroma a sangre que asomaba por el borde de los labios. Cuadras atras les parecio haber sentido una reminicencia, y como los perros que son, se dispusieron a divagar tras esa sensacion. Como los perros que son, su limitada capacidad no les permitio hacer otra cosa y, finalmente, dieron con el y con Cris, que miraba lamentandose una vez mas.
No, no podia dejarlo vivir, sencillamente lo exponia. Solo se conocia a si mismo y a nadie mas como el. No podia darse el lujo de extinguirse. No podia darse la libertad de abandonarse...

Fue curioso el modo en que esta vez la imagen se aclaro, como las cosas adquirieron repentinamente esa sensacion de libertad, como todo su cuerpo se apresto para la elegante y cruel masacre.


Antes de que el reflejo perdiera su brillo lo tomo sorpresivamente por el cuello con las dos manos. Unos ojos confundidos, apenas con un dejo de conciencia; un corazon dando sus ultimos redobles, un espantar que se llenaba de asombro y fantasmagorico miedo al ver la celeridad con que Cris lo aparto de si. La mirada del pobre idiota que no entendia como su fuerza no era tal al compararse con la de el. Todo se cumplia tal cual habia sido predicho. Cada dedo hundiendose lentamente, desgarrando la piel poco a poco, avanzando cada vez mas profundo en la carne seca, dibujaba mariposas rubies en los hombros y la espalda. Finalmente se esucho un tronar sordo, como ramas quebrandose en lo profundo de un bosque. Los gritos se hicieron insoportables, el pobre idiota tenia una voz potente ahora que aspiraba a intentar dominar la noche, lastima que su brujeria nunca fuese perfeccionada. Lastima que Cris lo estuviera quebrando por dentro. Lastima que haya sido tan idiota.
Los brazos se desprendieron en una ola de sangre, mientras el idiota caia de rodillas cegado de dolor. "Oh si, pequeño. Creiste que nada iba a dolerte? Todo te duele con la fuerza de la inmortalidad. Cada instante de tortura es muchisimo mas profundo que lo que recuerdas de tus dias comunes" penso Cris con macabra satisfaccion.
Ahora llego el momento de abrir su plexo. Sus manos dibujaron una perforante sonrisa que arbian la boca del estomago del novicio de lado a lado, y todo cuanto podia contener cayo como una marea de cerezas sobre las baldozas mojadas. El idiota caia al piso, lamentablemente, sobre su propio salsa, horrorosamente conciente del dolor que lo vaciaba y desmembraba.
Cris se tomo el trabajo de cortar uno a uno los musculos del cuello con admirable precision y paciencia, sus uñas siempre le habian facilitado esta labro. Y aunque intentara ver las cosas de otro modo, siempre le habia fascinado el hecho.
Un saco de carne roto, vaciado y deshilachado cae al piso. Ahi, al costado, al borde de la vida, un muchacho respira petrificado, sin poder salirse de su espanto, con la respiracion y la mente perdidas, pero lo suficientemente encontradas entre si como para ser mudo e inmovil testigo de cuanto sucedio.
Cris estuvo a punto de irse, pero antes decidio terminar con ese espantar. Se dio vuelta y lo miro fija y gelidamente.
"Lo siento, pequeño, pero ya no tienes nada que hacer"
Cris lo abrio al medio por el pecho y saco su corazon aun latente. Lo dejo a un costado, a fin de cuentas, a ellos les encantaba.

Ellos invadieron el cuarto silenciosamente.

Cris dio un salto imposible y termino mirando desde una ventana.

"Coman, perros, que les sea provechoso... mientras dure"

La claridad de la noche le abrio su cielo estrellado, como lo hacia siempre. Cris veia las veredas de lejos, husmeando por las ventanas y oliendo el bosque en la distancia.


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