miércoles, 25 de noviembre de 2009

Regeneraciones


Como la náusea te asomas al borde de los labios. En las comisuras de la mente estas, siempre presente,
Caerse duele...
palpitante, expandiendo tu dominio en las tinieblas. Como una larva escupiendo su seda, tejiendo pacientemente bajo la raiz y la piedra, subes lentamente por las ramas. Alcanzando ese liston azul desenfocas el disco y el polvo de plata. Y sumido en sombras ya no encuentro la espuma ni el resplandor. Sin importar cuanta luz tenga se confunden el principio y fin de esta lengua sobre la que me desplazo, y pierden firmeza mis piernas, titubean mis brazos, y el dolor sobreviene me paraliza, me entumece, me llena de agujas subiendo por mis muñecas. Agujas de un dolor sordo que se descarna desde los huesos. Que me arrastra por los suelos pintados del gris de tu sombra, que se rie burlonamente desvaneciendo toda musica. Y me libero al silencio nocturno del bosque que abre puertas que quiero cerrar, que quiebra y desfigura mandalas, como espejos de colores. Y sin embargo...

Sin embargo todo cambia y todo se renueva. Hoy me cai. Hoy senti el crudo ardiente beso del pavimento una vez mas. Es tan sordido como vivificante. Es recordar cuan vivos podemos estar, solo que de un modo mas angustiante y doloroso.
Ese momento en el cual todas nuestras previsiones fueron escasas corona al mundo en su superior condicion y nos brinda un nuevo reto, un nuevo duelo bajo el sol.
Es un eterno levantarse este camino. Es un eterno andar hacia algun lado mas con la conviccion de nuestra existencia misma. Es un delirante festejo de vida ver nuestra sangre manchar el conreto. Como si las piedras alimentaran su solidez robusta con la vitalidad que dejamos desparramada sobre ellas. Como una relacion vampirica, la pendiente se nutre de los tuberculos de vida de los penitentes viajeros. No tenemos mas que nuestros reflejos para burlar la jugarreta. No tenemos mas que las fibras subcutaneas de nuestro ser para evitar el fatidico momento. No tenemos mas que nuestra voluntad para sobreponernos a la adversidad. Y en efecto, nos sobreponemos. Y ver como se renueva nuestro ser y como nuestra piel, una vez cicatrizada, brilla con mas fuerza y fortaleza nos ayuda a entender que nuestra capacidad regenerativa es tan grande como permitimos que sea.
Poco a poco vemos como cierra la herida, dejando limpia una nueva superficie, que si nunca se hubiera desgarrado cruelmente, nunca hubiera llegado a una nueva expresion.
No me alegra caerme. Me alegra reinventarme y saber que puedo caerme por haber aprendido a levantarme incontables veces y de mil maneras. Aprender a no quedar paralizado de dolor ante la burla del destino, el concreto y las piedras me dimensiona en un aspecto nuevo y mas grande. Saber que tengo el temple para estirar nuevamente las alas de mis sandalias sin que mi voluntad se quiebre me llena de fuerzas y me dignifica en mi rol. Escupir insolentemente en la cara de la adversidad con una sonrisa mas fuerte que la avasalladora presion e impacto de la caida me sostiene sobre este batir de plumas y dolor.
No.
No me agrada caerme.
Me agrada levantarme insolentemente.
Me agrada templarme con el andar.

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