viernes, 15 de enero de 2010

Hwa Rang II


"Ellos podían patear a tales
velocidades que sus enemigos
pensaban que los pies de los guerreros
Hwa Rang eran espadas"


La transpiracion de las vendas se habia enfriado, dandole un respiro a las muñecas y tobillos. Sentia adormecido, todavia, el derecho de la cara. El dulce y rojo caramelo dejo de brotar por entre los dientes, y las piernas se extenuaron en una plegaria.
Ahora comenzaba la embestida una vez mas, pero mis brazos son efectivos, y siempre encuentran el camino hasta su cara, hasta su transpirada y magullada cara. como una maldicion en tiempos de paz y polvora, siempre se como destruir al titere. Siempre encuentro, fria y quirurjicamente, el exacto modo y momento para quebrar la voluntad y huesos de cuanto se ponga delante.
Un talon se hunde entre mis costillas, siento como el cuerpo cede. El dolor no me molesta, el dolor es una consecuencia. En cambio odie sentir ese momento de blanda reaccion de mi cuerpo. Con un ultimo resto de aire en los pulmones lo expulso lejos de mi proximidad.
Rapido, Matias, evitalo, neutralizalo, gana tiempo hasta poder respirar nuevamente. Cruza las piernas, que te pierda en el espacio, que se pierdan sus manos en invisibles y misteriosos laberintos de aire. Movete, circundalo, que trastabille. Mientras intentas respirar aprovecha tus ojos, busca la falla, el error, el retardo.

Un segundo, un descuido, el precio fue alto. Llego a desarmar por un breve instante el triangulo de su cara.

Se tambalea, se marea, el golpe es certero, los ojos no encuentran, los brazos dudan.

-Click! y vuelve a la realidad, vuelve a armar su no tan efectiva defensa, vuelve a centrar la mirada en mi. Me busca, intenta alcanzarme, lo bloqueo, me vuelvo agua, aire, humo. No me encuentra. Ahora vuelve a buscarme, su avance es ciego por el orgullo herido. Ya no piensa, ya es una simple bestia.
Rapido, Matias, rapido. Dejalo intentar, exponete, dejalo cerrar sus fauces, deja que crea que volvio a acertar en tus costillas. Pero esta vez... a ultimo momento, cambio los pies. Vuelvo el torso al sol, acercandome a su pecho. Tan cercano, tan decubierto, tan fragil, tan blando.
El puño se cierra, volviendose acero, el latigazo subiendo por mi cuerpo me revigoriza, lo siento, un segundo antes la siento a ella. La electricidad que me recorre hasta la punta de los nudillos en instante tan pequeño, tan exacto.
Impacta efectivamente, justo sobre su corazon, justo como tanto practique blandiendo mis manos en el aire en otro tiempo, en otro lugar.
Sus palmas evitan que su espalda toque el suelo. Insolentemente se levanta, tan rapido como puede...

Todo hubiera sido perfecto sin que esto ultimo hubiera sucedido. Simplemente asumir su derrota, simplemente aceptarlo. Pero no.
Fue mucho mas tonto que eso.

Eso no fue suficiente para el, y quiso erguirse.

En cuanto las manos adoptaron tontamente su necia defensa, cayo raudamente sobre el costado de la cara. Junto con mi pie descendiendo, cayo el resto de su cuerpo. Los ojos desenfocados, los labios soltando mudo lamento de resto del aire que hinchaba sus pulmones, el cuerpo blando desarmandose en el suelo... la expresion preocupada de las tribunas.
Asumi la postura correcta y espere, pero solo como una gentileza. Sabia que todo habia llegado a su fin.

Justo cuando el dolor en el empeine y costillas era insoportable...

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