Patada, patada, vuelta a patear. Los espirales desarmándose sobre el mundo son unidos por la trenza de latidos, por la pulsión constante de tu voluntad dejando atrás todo eso que te ata a un momento estático. Y en el andar van quedando dibujadas sobre la tierra, como pequeñas caladuras, los dibujos de tus pies y tus piernas y tu mandibula cortando el viento.
Y de pronto pasa a tu lado la vida toda revuelta en persona, y ves su voluntad, ves sus ojos intuyendo la eternidad, la ves desarmarse y explotar su grito de júbilo en la tela de los minutos, de los segundos, de las manecillas escribiendo cruelmente la historia del mundo. Y no podés entender, de pronto, la necesidad de atar ese manojo porque, una vez mas, todo se transforma y se vuelve a transformar, dejando todo lo que creias seguro atrás abrazas el mundo, sabiendo que es duro y dulce, y lleno de misterio. Por que vale tanto la pena quemarse en ese vapor que te cautiva hasta lo mas profundo. El renacer del Universo es conmovedor, y quienes intentan Ver, Ven!
Entonces todo tiene sentido, estas ruedas girando se remagnifican, este fuelle enrejado de huesos y carne y agua y pelos regocija tanto su existencia que la llena del sentido que se le escapa a tu corteza cerebral y que no podes realmente expresar con palabras. Las ganas de vivir te queman, te pueden, te laten a traves de los brazos, de tu cuello, tu entrepierna hirviendo, las cosquillas de los pies, la exaltación de la naturaleza vibrante y por dios! que infinito es ese instante que acaba de pasar! Dejame estirarlo, mente. Olvidate del reloj y el tiempo, que es un juego molesto y solo dejame que este mismo momento se repita por siempre en algún lugar. Permitime sentir el eco, la réplica eterna de toda esta materia unida por la electricidad que me corre por dentro hasta volverse sudor, y juntarse con la sal del mundo, haciendo que todo vuelva a empezar.
Entonces, mente, dejame desconcertarme tranquilo y perderme en el manto gris de la niebla, en el verde del pasto, en el movimiento de sus piernas, en mis ojos devolviendole el brillo al neón. Dejame perderme en su sonrisa y sus ganas de vivir porque es genial ver otra hoguera arder.
Nada se pierde, todo se transforma.